Mientras el fin de la evaluación siga siendo sólo medir, calificar, comparar, clasificar, seleccionar, jerarquizar…, poco se podrá transformar a través de ella. Si se convierte en un proceso de diálogo (entre profesor y alumnos, entre padres y profesores, entre los mismos docentes…), de comprensión holística y rigurosa sobre la práctica, podrá servir para el aprendizaje y la mejora del quehacer educativo que realizan los profesores y las escuelas. Digo esto porque hay que acabar con la costumbre de que el único evaluado en el sistema educativo sea el alumno.
He seleccionado estas partes del artículo, ya que opino que la evaluación debería ser visto como algo bueno, como algo para mejorar, y no como lo hemos visto todos cuando llegaban las notas a casa.
Lo ideal sería que los alumnos viesen la evaluación como un proceso de mejora, de superación, para comprender la realidad, para ver lo que está mal y potenciar lo que está bien.
También podría ser bueno que sintiesen que no son ellos los únicos evaluados, sino que los profesores también pueden ser evaluados. La evaluación debería servir para dialogar entre los profesores, entre ellos y los alumnos, entre la sociedad …. Se trata de desarrollar un proceso de diálogo que busca comprender la realidad. Si la evaluación genera comprensión, desde la comprensión podemos mejorar…. Pero en las escuelas se evalúa mucho y se cambia poco; la evaluación sirve para medir y clasificar, pero no para comprender. Fundamentalmente deberíamos evaluar para mejorar. Ya sé que mejora es una palabra infinita y que depende de percepciones, de perspectivas desde donde se realiza; pero cuando hablamos de mejorar tenemos que desentrañar juntos qué vamos a entender por esa cuestión y determinar a quiénes va dirigida esa mejora.
http://www.evaluacion.edusanluis.com.ar/searchcd21.html?updated-min=2007-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&updated-max=2008-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&max-results=1
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